#PalpitandoLaVuelta
Por Marcos Molares
El gran espaldarazo para el cine formoseño fueron los proyectores sonoros que llegaron a algunas salas locales finalizando la década del 30. De todas formas, el reemplazo fue lento y paulatino. Los antiguos proyectores Gaumont, del cine mudo que en Formosa se exhibió desde 1910 se obstinaban en permanecer en muchos pueblos del interior. Pero, de todos modos, era imperativo saltar del cine mudo al cine sonoro. Esto posibilitó, por otra parte, que los nuevos proyectores se llevaran a los barrios.
Por Marcos Molares
El gran espaldarazo para el cine formoseño fueron los proyectores sonoros que llegaron a algunas salas locales finalizando la década del 30. De todas formas, el reemplazo fue lento y paulatino. Los antiguos proyectores Gaumont, del cine mudo que en Formosa se exhibió desde 1910 se obstinaban en permanecer en muchos pueblos del interior. Pero, de todos modos, era imperativo saltar del cine mudo al cine sonoro. Esto posibilitó, por otra parte, que los nuevos proyectores se llevaran a los barrios.
Posteriormente, desde fines de los 60 los exhibidores locales tuvieron que soportar la competencia de la televisión, en sus distintos formatos: con circuito cerrado formoseño, al principio, y luego, a fines de los 70, con un canal de aire. Recordemos que la TV nacional ya llegaba al interior del país, pero aún así, los cines habían resistido logrando conservar el interés del público, sobre todo recurriendo a sistemas alternativos como el cinerama o el cinemascope.
El cine en color, traído por algunas salas de Formosa, despertó mayor interés de los espectadores. La TV en Formosa no era todavía de consumo popular, obviamente. El éxito y la afluencia del público en los cines de la ciudad de Formosa se mantuvieron hasta la década del 90, cuando comenzó a ampliarse la Televisión por Cable y causaron furor las ofertas de alquiler de películas en VHS para que los cinéfilos las disfrutaran en sus propios domicilios.
Luego, el VHS es reemplazado por el DVD, al mismo tiempo que se registra un auge de películas “truchas”. Después de 1995, se produce la difusión de Internet y de las computadoras personales. En las mejores salas del país se instalan los proyectores digitales; y, a mayo de 2014, se digitaliza el 50% de las salas de la Pampa Húmeda. El Cine Italia de Formosa luego de su caída en la década del 90, recién sería reinaugurado en el 2009.
Para desaliento de los antiguos propietarios de los cines tradicionales, se vigoriza la concatenación entre la TV, Internet y los productores de cine. En estos diez últimos años desaparecen la mayoría de los videoclubes de la ciudad, siguiendo el derrotero fatal que transitaron los cines del centro y de los barrios formoseños.
En Formosa se registró para el 1er semestre del año 2016, la cantidad de 29.600 espectadores, sobre un total de población de 584.614 en toda la provincia. Eso significó un porcentaje de participación, respecto del total de espectadores del país, de solamente 0,11%. Lo recaudado apenas cubre algunos costos para mantener abiertas las salas. Hoy el cine clásico está herido de gravedad, pero el Estado y el empresariado con sensibilidad social y cultural siguen apostando al maravilloso Séptimo Arte para que no desfallezca.
De todas maneras, se debe recurrir a otras estrategias para atraer al cinéfilo: el cine-móvil, ómnibus, dispositivos portátiles, etc. La tecnología se muestra amenazante ante el añorado sistema de exhibición tradicional de películas. Es que en estos últimos años se multiplicaron en los hogares las opciones para ver cine. Dentro de esos hogares se acrecientan las “ventanas” desde las cuales se puede acceder a las películas. Existe un predominante control por parte de los espectadores respecto a qué ver, dónde y cuándo, con la difusión de las PCs y los ordenadores de bolsillo, a más de Internet. De esa manera van aflorando demasiadas perspectivas, por demás cómodas, para ver películas en el domicilio (pay per view y similares).
El cine en color, traído por algunas salas de Formosa, despertó mayor interés de los espectadores. La TV en Formosa no era todavía de consumo popular, obviamente. El éxito y la afluencia del público en los cines de la ciudad de Formosa se mantuvieron hasta la década del 90, cuando comenzó a ampliarse la Televisión por Cable y causaron furor las ofertas de alquiler de películas en VHS para que los cinéfilos las disfrutaran en sus propios domicilios.
Luego, el VHS es reemplazado por el DVD, al mismo tiempo que se registra un auge de películas “truchas”. Después de 1995, se produce la difusión de Internet y de las computadoras personales. En las mejores salas del país se instalan los proyectores digitales; y, a mayo de 2014, se digitaliza el 50% de las salas de la Pampa Húmeda. El Cine Italia de Formosa luego de su caída en la década del 90, recién sería reinaugurado en el 2009.
Para desaliento de los antiguos propietarios de los cines tradicionales, se vigoriza la concatenación entre la TV, Internet y los productores de cine. En estos diez últimos años desaparecen la mayoría de los videoclubes de la ciudad, siguiendo el derrotero fatal que transitaron los cines del centro y de los barrios formoseños.
En Formosa se registró para el 1er semestre del año 2016, la cantidad de 29.600 espectadores, sobre un total de población de 584.614 en toda la provincia. Eso significó un porcentaje de participación, respecto del total de espectadores del país, de solamente 0,11%. Lo recaudado apenas cubre algunos costos para mantener abiertas las salas. Hoy el cine clásico está herido de gravedad, pero el Estado y el empresariado con sensibilidad social y cultural siguen apostando al maravilloso Séptimo Arte para que no desfallezca.
De todas maneras, se debe recurrir a otras estrategias para atraer al cinéfilo: el cine-móvil, ómnibus, dispositivos portátiles, etc. La tecnología se muestra amenazante ante el añorado sistema de exhibición tradicional de películas. Es que en estos últimos años se multiplicaron en los hogares las opciones para ver cine. Dentro de esos hogares se acrecientan las “ventanas” desde las cuales se puede acceder a las películas. Existe un predominante control por parte de los espectadores respecto a qué ver, dónde y cuándo, con la difusión de las PCs y los ordenadores de bolsillo, a más de Internet. De esa manera van aflorando demasiadas perspectivas, por demás cómodas, para ver películas en el domicilio (pay per view y similares).
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