#HistoriasNuestras
El 9 de febrero María Mercedes García Tumburus, docente de profesión, cumplió 93 años y lo celebró con sus amados sobrinos, sobrinos nietos, ahijados y amigos del Museo Padre Carmelo Sciullo, donde la querida Mecha es socia honorífica. Fue la esposa del poeta Armando de Vita y Lacerra, autor del Himno a Formosa, quien incursionó en todas las ramas del arte: música, escultura, dibujo, decantando finalmente en el ejercicio de la escritura literaria, donde se destacan sus textos líricos.
El 9 de febrero María Mercedes García Tumburus, docente de profesión, cumplió 93 años y lo celebró con sus amados sobrinos, sobrinos nietos, ahijados y amigos del Museo Padre Carmelo Sciullo, donde la querida Mecha es socia honorífica. Fue la esposa del poeta Armando de Vita y Lacerra, autor del Himno a Formosa, quien incursionó en todas las ramas del arte: música, escultura, dibujo, decantando finalmente en el ejercicio de la escritura literaria, donde se destacan sus textos líricos.
El matrimonio García Tumburus/De Vita y Lacerra se destacó por ser un ejemplo de ética y moral y por sus enseñanzas y sanos consejos para los jóvenes. María Mercedes tuvo una larga e impecable trayectoria docente en las escuelas Nº 31, 66 y la Nº 2, donde se jubiló luego de 35 años de servicios, en 1986. Persona amable, cordial, solidaria, generosa como pocas, los testimonios de quienes la conocen hablan de una mujer bella por fuera y aún más bella por dentro, con un corazón lleno de amor que volcó en sus alumnos, en su esposo y en sus familiares.
María Mercedes es descendiente directa de una de las familias pioneras en la Villa Formosa. Su abuelo Pedro Tumburus llegó a la Argentina desde Italia con tres hermanos y en el barco en el que viajaba a Buenos Aires conoció a quien sería su esposa, Carolina Cristanchi, yugoslava. Estuvieron en el Hotel de los Inmigrantes hasta el momento de zarpar hacia su nuevo destino y solía contar que habían pensado quedarse en Rosario, pero el barco que los traía siguió de largo hasta llegar a la recientemente fundada Villa Formosa, donde desembarcaron. Era julio de 1879 y formaban parte del tercer contingente de inmigrantes destinados a Formosa, donde el panorama les resultó desolador. Los Tumburus se internaron en los montes y montaron obrajes; unos se dedicaron a la ganadería, otros se destacaron como comerciantes y emprendedores dejando sus huellas en distintas localidades como Palo Santo, Pirané, Estanislao del Campo y Pozo del Tigre.
El matrimonio Cristanchi-Tumburus tuvo 10 hijos: 5 varones y 5 mujeres; Mercedes, una de ellas, se casó con el español García Morán y fueron los padre de María Mercedes. Don García Morán trabajo con Jorge Alemán vendiendo combustible a Bolivia por Puerto Irigoyen, antigua localidad del Oeste, sobre el río Pilcomayo, en la época de la Guerra del Chaco. Posteriormente se radicó en Estanislao del Campo, donde abrió un almacén de ramos generales, acopio de algodón y pieles y cueros de animales que compraba de los indígenas.
María Mercedes nació en Formosa el 9 de febrero de 1930 cuando sus padres vivían sobre la calle Ayacucho, pero su infancia la pasó en Estanislao de Campo. Allí nació el menor de sus hermanos, atendido por el doctor Laureano Maradona. A él lo recuerda como una persona admirable, humilde, solidario y un médico excepcional que en más de una ocasión salvó a sus padres de graves enfermedades. Atendía con gran dedicación y paciencia a los aborígenes y a la gente más pobres sin cobrarle nada.
Cuando los padres de Mercedes decidieron trasladarse a la ciudad de Formosa, abrieron un negocio en la calle San Martín y ella cursó su secundaria en el Colegio Santa Isabel, donde se recibió de maestra y durante el último año del colegio conoció a quien sería su compañero de vida: Armando de Vita y Lacerra. Fue en la óptica de Don Salomón, donde trabajaba el poeta que nacido en Buenos Aires el 26 de febrero de 1919, llegó a Formosa en 1950 y había sacado su primera obra: Nacida espera.
Ambos asistían a las reuniones de la Asociación de Jóvenes donde comenzó una hermosa amistad que con el tiempo se convirtió en romance. De los años compartidos con su esposo Armando, cuenta que siempre lo acompañó en sus actividades, sobre todo cuando escribía, dictándole los apuntes que pasaba a máquina de escribir, cebándole mates y compartiendo ideas en horas de descanso. Siendo director de Cultura eran frecuentes los viajes a Buenos Aires y Mecha recuerda con agrado las reuniones y eventos donde conocían gente relacionada con la cultura de todas las provincias del país.
María Mercedes nació en Formosa el 9 de febrero de 1930 cuando sus padres vivían sobre la calle Ayacucho, pero su infancia la pasó en Estanislao de Campo. Allí nació el menor de sus hermanos, atendido por el doctor Laureano Maradona. A él lo recuerda como una persona admirable, humilde, solidario y un médico excepcional que en más de una ocasión salvó a sus padres de graves enfermedades. Atendía con gran dedicación y paciencia a los aborígenes y a la gente más pobres sin cobrarle nada.
Cuando los padres de Mercedes decidieron trasladarse a la ciudad de Formosa, abrieron un negocio en la calle San Martín y ella cursó su secundaria en el Colegio Santa Isabel, donde se recibió de maestra y durante el último año del colegio conoció a quien sería su compañero de vida: Armando de Vita y Lacerra. Fue en la óptica de Don Salomón, donde trabajaba el poeta que nacido en Buenos Aires el 26 de febrero de 1919, llegó a Formosa en 1950 y había sacado su primera obra: Nacida espera.
Ambos asistían a las reuniones de la Asociación de Jóvenes donde comenzó una hermosa amistad que con el tiempo se convirtió en romance. De los años compartidos con su esposo Armando, cuenta que siempre lo acompañó en sus actividades, sobre todo cuando escribía, dictándole los apuntes que pasaba a máquina de escribir, cebándole mates y compartiendo ideas en horas de descanso. Siendo director de Cultura eran frecuentes los viajes a Buenos Aires y Mecha recuerda con agrado las reuniones y eventos donde conocían gente relacionada con la cultura de todas las provincias del país.
De don Armando dice que fue un hombre tranquilo, muy inteligente, siempre ocupado en su labor literaria y de investigación. Aprovechaba sus viajes a la Capital Federal para visitar bibliotecas y sobre todo el Archivo Histórico donde buscaba todo lo relacionado con Formosa para después volcarlo en sus libros. No tuvieron hijos y su vida en común fue tranquila y apacible hasta que él enfermó. Los últimos diez meses de su vida fueron de mucho sufrimiento debido al cáncer en los huesos y en su últimos días recibió los sacramentos de manos del padre Salvador Gurrieri. Falleció en Formosa a la edad de 70 años, en 1987.
María Mercedes, la querida Mechita, por complicaciones de salud actualmente está internada en el Hospital de Alta Complejidad y a pesar de haber perdido a su esposo y hermanos se mantiene positiva disfrutando del cariño y las atenciones de muchos amigos, y siempre pensando en su amado esposo Armando cuyo natalicio se recuerda el domingo 26 de febrero, fecha que cumpliría 104 años.
Fuente: La voz de amor: Armando de Vita y Lacerra y otros creadores, de la profesora Blanca Pastor
Fotos: Archivo del museo Padre Carmelo Sciullo
María Mercedes, la querida Mechita, por complicaciones de salud actualmente está internada en el Hospital de Alta Complejidad y a pesar de haber perdido a su esposo y hermanos se mantiene positiva disfrutando del cariño y las atenciones de muchos amigos, y siempre pensando en su amado esposo Armando cuyo natalicio se recuerda el domingo 26 de febrero, fecha que cumpliría 104 años.
Fuente: La voz de amor: Armando de Vita y Lacerra y otros creadores, de la profesora Blanca Pastor
Fotos: Archivo del museo Padre Carmelo Sciullo
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